martes, 24 de abril de 2018

Aprendiendo a perdonarme: Tomando consciencia


Te propongo un ejercicio de toma de consciencia. Cierra los ojos y piensa en tu pie derecho, has tomado consciencia de él, ¿verdad? Ahora el izquierdo. Posiblemente es la primera vez hoy, que piensas conscientemente en él. Respira profundamente y toma consciencia de tu respiración, inhala, exhala, siente el aire entrar y salir de tus pulmones, las cosquillas en los orificios de la nariz. Ahora que estas en el presente, aquí conmigo, que me escuchas activamente, piensa como te sientes, estas tranquilo, inquieto, ¿eres feliz?

Yo llevo días haciéndolo y me he dado cuenta, que no soy feliz. No es algo nuevo, de hecho creo que ya lo sabía, pero siempre culpaba de mi infelicidad a mi pequeña mariposa, siempre culpaba al duelo. No es el duelo lo que ha estancado, no es el duelo lo que me impide avanzar. Soy yo la que se escuda
en ella y necesitaba tomar consciencia de esto, para poder intentar seguir adelante.

No soy feliz. 

Tengo a mi guerrero y a mi pequeña arcoíris que con su sonrisa podrían iluminar el mundo, pero yo siempre tengo una parte de mí con su hermana, un peso difícil de llevar.

Tengo un marido maravilloso (a su manera), que no solo no “me ayuda” en casa, sino que me genera más trabajo que los niños y el peso de la responsabilidad cada vez arquea más mi espalda.

Tengo  un trabajo, que odio profundamente, soy infeliz madrugando cada día por obligación para pasar más de la mitad del día en un sitio que aborrezco, alejada de mis niños. Soy consciente que nadie me obligó a estudiar una ingeniería, pero me equivoqué, y ahora no sé cómo arreglar el error.

Tengo a mis padres siempre para lo que necesite, pero por fin he aceptado y asimilado (no superado) que  yo nunca seré lo suficiente buena para mi madre. Ha sido un proceso lento y difícil, y es muy duro asumir que tu madre nunca ha estado, ni estará orgullosa de ti hagas lo que hagas, porque no eres más que una decepción constante para ella.

Tengo una familia maravillosa pero me falta tiempo cada día para hacer cosas que me hagan feliz que me llenen, la lista de las obligaciones es tan larga, que no deja espacio a nada más.

Y yo siento que me falta el aire, que cada día estoy más cansada, tengo peor humor, mal carácter, contesto mal a gente que no se lo merece, siento ataques de pánico, apagada, triste, desanimada, arisca, distante, amargada… predico sobre la disciplina positiva, cuando apenas tengo paciencia con ellos. No soy ni la madre, ni la persona que quiero ser. y siento que cada día es peor y el final del túnel se aleja en vez de acercarse. ¿Es el momento de levantar la mano y pedir ayuda?


No soy feliz, y seguro que es difícil de entender viendo mi vida desde fuera, porque tengo a mi pequeña arcoíris, y debería haber ‘superado’ ya ‘toda la historia de Emma’. Pero no es así, nunca ‘superaré’ lo que sucedió, solo estoy aprendiendo a vivir sin ella. Creo que el dolor ha destapado, sacado a la luz, otros problemas y posiblemente estoy rozando otra vez la depresión.

También sé que mi inmunodeficiencia degenerativa me convierte en un paciente de riesgo para sufrir trastornos del estado de ánimo, con tendencias depresivas, ya he pasado por ello.

Mi primer paso ha sido ser consciente de mis sentimientos y situación, saber que me estaba pasando e identificar los focos del problema, para ahora, poder trabajar en la solución. ¿Me acompañas en el proceso?? ¿Cuál es tu situación consciente?? ¿Crees que puede ayudarte en el tránsito de tu duelo?

3 comentarios:

  1. ¡WoW, querida...! Hay que ser definitivamente valiente para analizarse e identificarse por dentro, y luego asumirlo y exponerlo al exterior sin trampa, sin cartón y sin siete velos de por medio. Poner nombre y apellidos a las cosas, para poder trabajar en ello.
    Te aplaudo infinito. Y espero que la cosa remonte pronto... Ya verás. ;)
    ¡Besos a punta pala, preciosa!

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  2. Desnudando así tu alma demuestras gran valentía. Te mereces mucho y, como bien has dicho, el primer paso es ser consciente de tus sentimientos. Te envío mucha fuerza. Un abrazo.

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  3. Cariño, eres una valiente por abrirte de esta forma ante los demás. Mereces ser muy feliz y creo que vas en la dirección correcta. Un abrazo enorme!

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Muchas gracias por tu aportación!