lunes, 10 de abril de 2017

Visitas médicas en el primer trimestre de embarazo

Me ha costado bastante escribir este post, sobre todo porque me cabreo muchísimo cada vez que lo pienso.  Lo primero que tengo que aclararos es el motivo por el que he decidido llevar el embarazo tanto por la privada como por la seguridad social. Es sencillo, un mayor control.

Una vez pasado todo, todos los especialistas a los que vimos, no aseguraba que ya se veía, que algo en la cabeza de Emma no estaba bien desde la semana 20, entonces ¿Por qué esperaron a la 34 para empezar a hacer pruebas? Una interrupción en la semana 20, no es un parto en la 36, ¿Por qué nos hicieron pasar por eso? Porque no lo vieron. Y seguramente aunque el embarazo lo hubiera llevado también por la ss, tampoco lo habrían visto, pero siempre me quedará la duda.

Pues puestos en situación os voy a contar como han sido las revisiones del primer trimestre.



En la privada:

semana 6:  ya tenía la cita cogida de hacía días, pensábamos que el retraso iba a implicar otras cosas, no esperábamos el positivo. La ginecóloga nos confirmó el embarazo y que había saquito y se veía algo dentro, todavía no se distinguía el latido, pero nos dio la enhorabuena y nos pidió cita para semana 8. Nos pidió varias analíticas. Intentó tranquilizarnos, y nos advirtió que sicológicamente iba a ser duro pero que no tenía por qué pasar nada.

Ese domingo empecé a sangrar, aborto incipiente, las palabras de la ginecóloga de urgencias fueron devastadoras. Seguramente antes de 24h lo perderás. La bolsa estaba completamente desprendida y había un gran hematoma alrededor. Reposo absoluto, progesterona y que llamara a mi ginecóloga para adelantar la cita.

El lunes a primera hora llamé a mi ginecóloga, que quería verme inmediatamente, como no tenía quien me llevara y mientras no sangrara en abundancia quedamos que me vería el miércoles a primera hora. Me dijo que se veía claramente el hematoma aunque parecía menor que el domingo, y que según su opinión la bolsa se estaba agarrando otra vez. Seguimos con progesterona y reposo absoluto. Nos volvió a ver ese viernes y el viernes siguiente de 7 semanas. Parecía que todo estaba perfecto así que nos levantó el reposo absoluto.

En la semana 8: revisó que todo iba correcto y las analíticas. Y me citó para la semana 10 y respondió a todas mis dudas.

En la semana 10: Comprueba que todo sigue bien y nos mandó la eco de la semana 12 con la analítica.

En la semana 12: Nos hicieron la eco y la analítica, el mismo día y con bastante tacto, respondiendo dudas.

En la semana 15: volvió a vernos con los resultados de las pruebas. Y nos mandó la ecografía del segundo trimestre.

Con la seguridad social:

Semana 6: Primera visita al médico de cabecera para que nos derive al ginecólogo. Nos pide la analítica. Y nos indica que nos llamarán para darnos cita. A los pocos días nos llega una carta con la cita para el ginecólogo, ni llamada, ni posibilidad de elegir hora.

Semana 8: aunque soy la primera la ginecóloga llega unos 20 min tarde, total 30 min de retraso nada más empezar. Me pesa me toma la tensión, mira que hay latido, sin girar la pantalla, para que yo la vea. Le comento que es mi tercer embarazo y lo que pasó con Emma y me dice que no soy de riesgo porque “aborté porque a mí me dio la gana”. Le pregunto si el ‘A mí me dio la gana’ incluye que fue la recomendación de los 5 especialistas que vimos y que todos los médicos nos advertían que era un parto de riesgo donde mi vida corría peligro y que la niña no iba a sobrevivir. Y me indica de muy malas maneras que fue una IVE que como su nombre indica es una interrupción VOLUNTARIA de embarazo, opto por dejar de discutir con alguien que no tiene educación. Además se encarga de mostrarme lo enfadada que esta porque fui a urgencias a una clínica privada y no a la paz (que se encuentra a más de 2h en transporte público de mi casa o casi 30 min en coche si no hay atasco y encuentro a alguien que me lleve) que es la que me corresponde durante el embarazo. Visto lo visto opto por no responder siguiera y pasar. Pese a que le llevo la analítica con la curva larga de glucosa negativa que me hicieron en la privada me indica en su tónica de bordería que no va a admitirme ninguna prueba de fuera, que si tengo intención de llevar el embarazo por la privada mejor que no vuelva a su consulta y que me va a repetir la curva corta de glucosa aunque le advierto que esa siempre me da positivo y que me tendrá que hacer la larga. Me dice que me llamarán para la eco de las 12 semanas, para la analítica y la próxima revisión. Total en apenas 5 minutos me ha despachado de largo y yo salgo con un cabreo tremendo.

Ecografía de la semana 12 y analítica: Como las veces anteriores, me llega una carta directamente indicándome la cita sin posibilidad de cuadrar nada con mi horario y mi trabajo. Me realizan la analítica con curva de glucosa de regalo, por sus santas narices. Una semana después me hacen la ecografía de las 12 semanas. He de admitir que el ecógrafo que me trato fue puntual y lo hizo con mucha educación y cuidado, explicándome todo lo que veía y mostrándome la pantalla en todo momento.

Semana 16: recogida de pruebas. Entro con más de una hora de retraso en la consulta, la enfermera me pesa y me toma la tensión sin que la ginecóloga me haya dirigido aun la palabra. La enfermera me indica que pase a la camilla. Entra la ginecóloga, sin mirarme me dice que es una comprobación rutinaria para comprobar que hay latido, no gira la pantalla ni me deja ver a mi pequeño. Le comento que estoy con antibióticos y que con lo que paso la última vez, estoy bastante asustada. En su tono de bordería habitual me responde que a ella eso le da igual y que no va a realizarme ninguna prueba fuera del protocolo.  La enfermera me indica que me ha dado un pelín alta (como ya sabíamos que iba a pasar) la curva de glucosa y que me tienen que realizar la larga, en un hospital que está a más de 2h de mi casa en transporte público. Vamos que me van a dar el tercer chute de glucosa, sin ser necesario solo por sus santas narices. Me da un papel y me dice tengo que bajar a administración a pedir yo la cita. Y Que de la eco de las 20 semanas ya me llamarán (tres semanas después aun no me han llamado). Total, después de más de una hora esperando para entrar, me despacha en menos de 4 minutos. Bajo a pedir la cita para la puñetera curva y me encuentro una única ventanilla de 7 abierta y que tengo más de 40 personas por delante. Después de esperar 5 minutos sin que avance nada, pregunto en información si hay alguna otra forma de solicitar la cita y me dice que no, que tiene que ser en esa ventanilla. Con un justificante para el trabajo que solo indica la hora de espera que he estado tocándome las narices arriba, opto por irme y volver cuando pueda.



Al día siguiente a primera  hora me llaman para preguntarme porque no he solicitado la cita de la curva, le indico el motivo y que pretendo ir cuando pueda a pedirla y amablemente el señor me da la cita por teléfono… yo hay cosas que no entiendo.

Os preguntaréis por que no he mandado al carajo a la borde de la ginecóloga, pues el primer día, quise pensar bien, que no había entendido la situación, que tenía un mal día… esta segunda vez… en fin estoy esperando que me llamen para darme la cita de la ecografía y en cuanto la tenga pediré un cambio de medico aunque ello suponga cambiar de hospital y tardar mucho más en desplazarme. 
  
Y esta está siendo nuestra experiencia con el tercer embarazo ¿Vosotros por donde lo estáis llevando? ¿Vuestra experiencia en la pública está siendo igual de mala?