martes, 14 de febrero de 2017

Semana 9: La culpa y el miedo

Os pasa alguna vez que ¿tenéis muchos temas en la cabeza pero muy poco tiempo para desarrollarlos? La verdad es que me está costando más de lo que esperaba ponerme en serio con el blog y eso que, en mi lista de propósitos para este año, ocupaba un lugar importante. Y es que, es muy difícil mantener tú día a día, laboral y personal cuando tu cabeza se presta monotemática y bastante paranoica.

He dudado mucho si tratar esta serie de temas en el blog, pero una vez hecho público el embarazo y con la poca información que hay al respecto, aunque sea un tema doloroso y que se va prestar a polémica, hablar de todo lo que conlleva un embarazo tras una pérdida perinatal tanto física como psicológicamente y destapar todos los tabús que se han formado al rededor, me parece realmente importante.

Ya hace unas tres semanas que nos enteramos, tres semanas cargadas de sentimientos encontrados. Y una vez pasado el peligro inicial, si comparo este embarazo con los dos anteriores las diferencias son realmente abismales.

En mi primer embarazo, estaba radiante, pletórica, realmente creía que la gente me lo vislumbraba en la cara con solo mirarme. Se lo contamos a todo el mundo en seguida y lo íbamos predicando a bombo y platillo.

En el segundo, algo más recelosa de mi intimidad, esperamos un poco más para contarlo (días), pero me sentía igual o más radiante e ilusionada que con el anterior. Hicimos una divertida foto de gusanito con un anuncio de desahucio de su cuna y la mandamos a todo el mundo.

A día de hoy con 9 semanas y pico cumplidas, solo el entorno más cercano lo saben. Más que radiante, me siento temerosa y muy muy cauta. No tengo ganas de contarlo, de que me pregunten todo el rato como estoy. Espero las revisiones como agua de mayo, con ansiedad, con desazón, pensando si su corazón seguirá latiendo, si estará bien. Nada de esto me paso por la cabeza en los embarazos anteriores.

Durante meses me he sentido apoyada y arropada en los grupos de duelo gestacional y perinatal. Grupos que no solo considero beneficiosos sino muy necesarios. Pero a día de hoy me siento incapaz siquiera de leerlas, mucho menos de acompañarlas. Y es que lejos de lo que algunos creen, a las madres en duelo no nos consuela conocer nuevos casos, se nos parten el corazón y el alma cada vez que sabemos de un nuevo angelito, por que por desgracia conocemos y compartimos el dolor de esa madre, y nuestra herida se vuelve a abrir y sin querer revives todo otra vez, porque el duelo gestacional y perinatal no se supera, no se pasa página, no se olvida. Y recaes una y otra vez en una espiral de la que, lo siento, pero no se sale.

Y a la falta de ilusión, que no es que no esté ilusionada, sino que el miedo y el dolor tienen más peso y tapan la ilusión, se une el sentimiento de soledad. Sí, me sigo sintiendo arropada por mi comunidad, pero me siento incapaz de hablar con ellas y revivir en estos momentos el miedo abismal que me atrapa y me impide respirar, tampoco soy una feliz madre en dulce espera, por lo que cuando hablo con otras felices madres gestantes, mi pesimismo y prudencia suele molestar.

Si a todo esto le añadís el sentimiento de culpa, culpa por ser incapaz de sentirme como en los anteriores embarazos, por sentir que por mucho que desee este bebe, nada será como si Emma no se hubiera ido. Culpa por sentir que no seré una madre completa para él o ella.

Y aquí surge el siguiente motivo de culpa y esta es de las gordas. Durante casi un año, fui madre de una niña, y mientras la esperaba preparé todo para su llegada. Me ilusioné imaginando muñecas, vestidos, rosa en casa. Pensando en todo lo que compartiríamos, en todo lo que tenía para darle, para enseñarle. En todo lo que aportaría a la familia y sobre todo a su hermano. Tal fue la ilusión y la espera que ahora, cuando pienso en la pequeña #Quisquilla (así la llama su padre)  me sorprendo pensando en femenino, pensando en ella. Pero… ¿Y si no es ella, sino él? Sé que le voy a querer igual, pero ¿cómo voy a cubrir, a calmar todas las expectativas que Emma me género? ¿Podre ser una buena madre para #Quisquilla, con ese vacío?

Sé que no son más que banalidades, tonterías, que se me pasan por la cabeza, para no pensar en lo que realmente me aterra, porque lo único que me importa es que venga sano, y sea feliz. Pero una vez lo tenga en brazos, y hayamos pasado el primer trauma ¿Pensaré igual, si #Quisquilla es un varón? 

5 comentarios:

  1. Como ya tienes un peque niño que te voy a contar que no sepas, lo adorarás y seguro que en el fondo lo sabes, lo que pasa es que tu situación es muy muy difícil y es lógico que todo eso te ronde la cabeza. Intenta concentrarte en tu niño ahora, te hará estar entretenida y dentro de menos de lo que parece tendrá que compartirte, ya para toda la vida. Cuidate mucho preciosa, por dentro y por fuera.

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  2. Me siento muy identificada! a mis 16 semanas y media de embarazo y después de tres pérdidas no podría haber expresado mejor mis sensaciones. Que pena que hayamos perdido esa inocencia, esa ilusión del primer embarazo. Confío en que cuando ya percibamos los movimientos fetales todo será más llevadero y el amor de madre es tan tan grande que seguro que compensaremos a nuestros hijos con creces cuando los tengamos en brazos. Mucho ánimo

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  3. Cada vez que te leo solo me dan ganas de abrazarte y de decirte que todo irá bien <3

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  4. Siento tu pérdida, pero se pasa... con el tiempo suficiente te puedo asegurar que ese dolor pasa... y que todos esos miedos te ayudaran a querer más a ese nuevo embarazo y querer más a Emma... pero sólo hay que darle tiempo al tiempo... yo he pasado por una situación parecida a la que estás viviendo y con tiempo me ha salido una cicatriz muy hermosa de una herida que casi me mata...

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  5. Ay guapa, yo no he pasado por eso y no puedo ni imaginar lo horrible que puede llegar a ser, pero sí que puedo mandarte un abrazo muy gordo y decirte que yo creo que es totalmente normal tener todos esos pensamientos y sentimientos después de lo que has pasado, vamos, que eres humana y punto. Quisquilla, sea lo que sea, va a venir a daros felicidad, no a ocupar el sitio de Emma, y vosotros vais a ser capaces de darle tanto amor como se merece. Estoy segura. Un abrazo de los gordos guapa!

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