Por fin solos en casa!

El sábado por fin se fueron los abuelos y nos quedamos otra vez los tres solitos en casa. No sabéis como necesitábamos estar tranquilos, sin broncas y descansando los tres. 

Ojo que los abuelos nos han hecho un inmenso favor viniendo a cuidar de #Gusanito mientras se ponía bien y podía volver a la guarde, pero mis padres por mucho que les quiera son de esas personas que tienen que meterse en todo, juzgar y compararte con todos sus conocidos.

Son mis padres, les quiero y creo que con nosotras no lo hicieron mal, pero tampoco perfecto. Cada vez que vienen me hacen sentir la peor madre del mundo, ¿De verdad no hago absolutamente nada bien? Que si tengo que bañarlo a esta hora, déjale más tiempo, que si las papillas no se hacen así, que si ella entiende mejor el llanto de mi hijo que yo, que si se va mas con ella que conmigo (esta tiene tralla)…, que somos unos desastres… A y mi preferida que no nos mereceremos al hijo que tenemos y que ojalá suframos lo mismo que ellos han sufrido con nosotras (yo era un poco llorona). Pero ya el colmo es tener que escuchar “pues fulanita hace no sé qué”, “Ellos se han mudado por el colegio, para ellos sus hijos son lo primero, no como para vosotros”, “venganito lo hace de esta manera”… Llega un momento ya que estoy tan a la defensiva que salto por cualquier cosa, y es que mi madre es capaz de sacar lo peor de mí. Cuando se van mi nivel de estrés es tan alto que me paso el día llorando por todo. Y de verdad que les agradezco muchísimo todo lo que nos ayudan y que les quiero un montón, pero no me vendría mal de vez en cuando que me apoyaran y confiaran algo en mi, solo para variar.

#Gusanito es un niño feliz, todo el día riendo, y haciendo trastadas, la verdad es que no para. Apenas llora por casi nada, a sus siete meses y medio aun no extraña, se va con cualquiera que le regale una sonrisa y un paseo. Por muy risueño que sea mi niño, si lo estuviera haciendo tan mal no sería así ¿no creéis?