Tenía otro post preparado para el lunes pasado (lo se voy
con retraso, me tenéis que contar como os las apañáis las mamas blogueras para
hacer tantas cosas y además actualizar el blog…). Pero bueno, aprovechando que
se ha abierto el plazo de matriculación en las guarderías y que hace tiempo que
quería hablaros del proceso de búsqueda de “nuestra”
escuela infantil, he decidido retomar un post que tenía a medias.
Aunque parece que fue ayer, hace ya más de un año que
empezamos a buscar guardería. Y lo hicimos
con un nudo en el estómago. Dejar a mi pequeño con extraños tanto tiempo sin
poder abrazarlo, verlo o saber cómo estaba, me generaba una gran ansiedad, bien
sabe Dios que si hubiéramos podido vivir bien únicamente con el sueldo de #miMedioMandarino,
yo no me hubiera reincorporado de la baja maternal nunca. Pero vivir en Madrid
es lo que tiene y el fatídico día, estaba marcado en rojo en el calendario.
No teníamos ni idea de que teníamos que mirar o que nos
tenía que preocupar, que les dieran comida casera, que fuera respetuosa con los
ciclos del niño, que siguiera alguna metodología de educación… todos esos
conceptos eran nuevos para nosotros. A ver tampoco quería una guardería de esas
que “guardan” al niño en la cuna y pasan de él, nos estábamos esforzando mucho
en seguir todo tipo de técnicas de crianza positiva, estimulación temprana… para
después dejarlo en lugar así… sinceramente lo único que quería era sentirme
tranquila y saber que cuidaban bien de mi pequeño en mi ausencia.
Desde el principio habíamos pensado llevarle a una guarde
que hay al lado de mi trabajo y que tiene el horario y el precio pactados con
mi empresa, por lo que económicamente nos salía muy bien, además tenía pinta de
ser bastante respetuosa, con actividades, idiomas, cocina propia... y mis
compañeros estaban contentos con ella. Pero entonces #miMedioMandarino quiso
ver “por mirar y comparar” la guarde que teníamos enfrente de casa “El
mundo de Mozart” y entonces surgió el amor.
Desde la primera visita vimos el cariño de los pequeños a
las profesoras, la familiaridad con la que nos trataron Vero y Denis. Las
instalaciones eran fantásticas, con clases estructuradas pero a la vez
respetuosas, con un plan de estudio desde el primer día, pediatra,
fisioterapeuta, sicopedagogas, profesoras de inglés, ¡de chino!, clases de
estimulación temprana, apoyo familiar,… no era solo una guardería donde dejar a
Gusanito cada mañana mientras mamá volvía de trabajar, también tenía formación,
talleres y ayuda para nosotros (reconoced que a veces los papas somos mucho más
difíciles de tratar que los niños y sobre todo si somos primerizos que todo nos
parece un mundo y estamos más perdidos que un pulpo en un garaje). Pero lo
principal fue que nos ofreció confianza y seguridad desde el primer momento.
Estaba decidido teníamos guardería.
Entonces poco a poco ese día marcado en rojo del calendario
llegó y mi pequeño tuvo que bajar por primera vez a la guardería. Habíamos hecho
malabares con las vacaciones para llevarlo lo más mayor posible, pero los
abuelos ya no podían pasar más días en Madrid y a nosotros apenas nos quedaban
vacaciones. Aquel primer día con todo el dolor de mi corazón lo bajaron mis
padres (su primer día de guarde y mama no estaba a su lado snif snif), solo
estuvo dos horitas pero la frase de mi madre fue clave, “cuando fui a buscarle no se quería ir!” desde ese primer día,
Arancha, Ana, Vane, Leti,… todas han sido una prolongación de nuestra familia y
tanto Gusanito como nosotros las queremos como tal. Cada mañana baja feliz, y
les regala una sonrisa de oreja a oreja nada más verlas, y cuando voy a
buscarle ¡No quiere venir conmigo a casa!, se quiere quedar jugando con sus
compañeros, aprendiendo juntos y haciendo trastadas.
Ya han pasado algo más de siete meses desde su primer día, y
sigo sin tener claro que es lo que hay
que mirar cuando buscas una guardería. Pero sé qué es lo más importante
para mí. Cariño, respeto y seguridad y eso me lo dan de sobra, todo lo demás
son valores añadidos que nos regalan cada día. No os podéis imaginar todo lo
que estamos aprendiendo con ellas y la
tranquilidad con la que cada mañana me voy a trabajar, sabiendo que mi pequeño
esta tan bien como si estuviera conmigo.
¡Gracias chicas sois las mejores!
Es excelente lo que mencionas. Nosotros hace unos 7 meses, estabamos buscando colegio para mi pequeña, pero apenas tenia 2 años y 7 meses. Aún así cuando entrabamos a la Guardería, ella se emocionaba. Lamentablemente todavia no ingresa, hasta que tenga los 3 años cumplidos, pero seguramente se sentirá terrible... almenos para nosotros jaja.
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