viernes, 5 de agosto de 2016

Vuelta al trabajo



Este lunes terminamos nuestras vacaciones y regresé al trabajo tras mi incierta baja maternal. Reconozco que me sentía inquieta por varios motivos. El regreso siempre se hace cuesta arriba después de una gripe o unas vacaciones, pero después de casi cuatro meses y medio…

Recuerdo que cuando me reincorporé tras el nacimiento de #Gusanito, me costó muchísimo ponerme al día, sentía constantemente que no llegaba, estaba perdida y tenía la cabeza en otra parte, separarme de mi pequeño no me hacía ninguna gracia y reconozco que lo tenía siempre en mente, si a eso le añadimos el mobbing laboral que sufrí tras el regreso… al final me pasó factura. Con el tiempo y cuando ves lo a gusto que está en su guardería con sus fieles amigos de batallas te acostumbras a la nueva situación y a no hacer un drama, cada vez que le das el beso, antes de salir corriendo para coger el autobús. La verdad es que tenía miedo de ese nuevo periodo de adaptación, que ha terminado no siendo tan terrible como esperaba. Curiosamente mi mente no está tan aletargada como la vez anterior. No me ha costado mucho ponerme al día, y a las pocas horas ya volvía a ser productiva.

También me agobiaba volver a separarme de mi pequeño después de haber pasado tantos días juntos, seguir el consejo de la psicóloga, de mantener su rutina habitual, aunque yo estuviera de baja, intentar que para él fuera todo lo más natural posible, ha sido todo un acierto tanto para #Gusanito como para mí.

Otra cosa que me preocupaba eran el reencuentro y las preguntas. Reconozco que en este sentido se han portado bastante bien, solo sabían del trágico desenlace mi equipo actual, que han sido muy respetuosos preguntándome solo como estoy y que si necesito algo o me encuentro mal me vaya a casa. Solo ha habido una persona de otro equipo que me ha preguntado qué tal mi niña, y la pobre que no lo esperaba se ha llevado el sofocón del siglo.

Hay que aclarar que la empresa donde trabajo es un lugar cuanto menos extraño, se jactan de ser una gran familia de unos 150 empleados en la oficina, pero la gente es huraña, los grupos de desayuno y comidas son herméticos y propensos a hacer el vacío a nuevas incorporaciones. No se suele hablar con gente de otros equipos a no ser que sea necesario, aunque se siente a una mesa de distancia. Para colmo las cuatro personas con las que tenía más feeling  de mi nuevo equipo han abandonado la empresa, por lo que al reincorporarme casi todo son caras nuevas, y nuevamente con sus herméticos grupos ya reestructurados otra vez. Las expectativas la verdad es que no son muy halagüeñas, pero es volver a la rutina al fin y al cabo.

Si soy sincera esperaba notar tirantez, esperaba que tomaran represarías por la baja de maternidad, y me lo hicieran pagar como la última vez. Si ya lo hicieron cuando nació #Gusanito, esta vez con más motivos, sin bebe, parece como que la baja de maternidad no está justificada. (Así me lo han hecho saber gran parte de la gente que me rodea, qué se puede esperar de una sociedad que no entiende el duelo gestacional como tal). Pero no ha sido así, el trato ha sido cordial, y el flujo de trabajo para ser la primera semana está siendo aceptable. He de aclarar que este equipo es mucho más empático que el anterior y que los jefes todos padres de niños pequeños con mujeres trabajadoras son mucho más comprensivos que en el equipo anterior, donde parecía que si no hacías horas extras no trabajabas lo suficiente, curiosamente a mi parecer, en este equipo somos mucho más productivos.

Lo que peor estoy llevando son los horarios, acostumbrada ya a despertarme con #Gusanito para las 7:45… volver a levantarme a las 6:30 está haciendo estragos en mi cansancio. Ahora a ver cuánto tardo en volver a reajustar el horario.

Como nota aclararé que el tiempo de baja maternal en estos casos es necesario. Si hecho la vista atrás el mes siguiente a su partida yo me pasaba el día sedada y llorando por todo, si no fuera porque #MiMedioMandarino cuidaba de mi… Si no hubiera tenido este tiempo de duelo, de asimilación, adaptación y aceptación de esta forma nueva situación, de descanso, me habría vuelto loca o algo peor. Hace un mes cuando veía acercarse la fecha de reincorporación me temblaban hasta las piernas, y se me revolvía el estómago con solo pensarlo, hace unos 10 días, la reincorporación ya no me parecía una idea tan horrible.   

Cada persona tiene unos tiempos y hay que respetarlos, nadie le dice “no llores” a quien a acaba de perder a un padre o un hermano, nadie le dice “eres joven, tendrás  más” a quien entierra a su hijo de 10 años, sin embargo son frases que he escuchado constantemente desde que perdimos a Emma. Lo siento pero he enterrado a mi hija, la llorare siempre, la querré siempre, no voy a olvidarla y si algún día tenemos otra hija NO LA SUSTITUIRÁ.   

2 comentarios:

  1. Hola! me alegra que poco a poco trates de volver a tu vida productiva. NO debe ser facil, Dios te va acompañar mamá, no te dejará sola, lo bueno es que tienes un esposo genial y un bebe travieso que acompaña tus dias! vendrán días mejores, repitelo siempre! un abrazo

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    1. Gracias Luisa, creo que todo lleva su tiempo y antes de volver tenía que estar preparada. En esta sociedad se tiende a apresurar todo y más cuando son cosas que no se comprenden como el duelo gestacional.

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