La vida nunca es como la soñamos, de nada sirve planificar
lo que no se puede controlar. Hace un
año, por estas fechas, planeaba feliz las vacaciones de navidad, pensando el
año que viene seremos una más, habrá muñecas bajo el árbol y no solo coches y
pelotas. El año pasado por estas fechas, embarazada ya de cuatro meses y pico,
me sentía radiante y desprendía alegría.
Cuando meses después falleció Emma, mi mundo se hundió. Encontré
varios grupos de apoyo, con casos similares, algunos más livianos, otros mucho
peores, pero todas compartíamos el mismo dolor. Me calmaba pensar que todas se
habían quedado embarazadas de sus bebes arcoíris a los pocos meses de la
pérdida. Y con lo poquito que nos costó quedarnos de los dos primeros pensaba, a
estas alturas, estar a punto de dar a luz o al menos, embarazada. Pero no. Algo
no quedó bien en mí tras aquel traumático parto.
Los meses pasan, y con el tiempo mis ilusiones y sueños se
apagan. Volvemos al punto de inicio hace un año, solo que ahora no soy una
madre en feliz espera, no tengo a mi bebe en los brazos, y no planeo una feliz
navidad. Desde luego cansada, inflada como una pelota por la medicación, y
derrotada por el tiempo no me siento radiante y lo único que mi ser puede
desprender es dolor y angustia.
Se acercan esas fechas en las que hay que ser feliz, porque
si, porque lo dice el calendario y punto, esas fechas en las que hay que
arreglarse para salir de cena con amigos y familiares, decorar la casa mientras
canturreas viejos villancicos, preparar galletas, y regalos… y a mí se me hace
un nudo en el estómago.
Tengo un pequeño Sol que en unos cuantos meses cumplirá tres
años, estas serán sus terceras navidades, y ya disfruta de todo este paripé. Ha
preparado su carta para los reyes, y espera ilusionado entregársela al paje
real y ver la cabalgata. Está ansioso por decorar toda la casa, que vayamos al
pueblo con toda la familia… como cualquier pequeño de casi tres años.
Y la culpabilidad por este horrible egoísmo me consume. Quiero
a mis hijos más que a nada en el mundo pero no puedo ser completamente feliz
sin ella. Y el que no se respete nuestro duelo,
porque total nació sin vida, no es un duelo real. Que no deje de haber embarazos y dulces nacimientos
a nuestro alrededor. Que no salga nuestro ansiado arcoíris…
Hoy hace ocho meses que viniste a este mundo para no
quedarte princesa, hoy cumplirías tu exterogestación, el mismo tiempo dentro
que fuera de mi tripa. Hoy más que nunca te extraño mi niña.
Mami Reciente Cuenta ha dejado un nuevo comentario en su entrada "Buscando el caldero de oro al final del arcoiris":
ResponderEliminaraixxx, cuando leo tus palabras siento pena, pero pena por no poderte apoyar más, pena por solo dejarte unas palabras. Porque realmente me apetece abrazarte bien fuerte.
Es normal que te sientas así, es normal que no puedas sentir esa alegría que tenías el año pasado, en el que hacías planes y soñabas con un mundo totalmente diferente. ¿Quién no lo haría?
Las Navidades, para muchos, es postureo, es sacrificio y es que a mucha gente no le gusta por lo que dices, porque esas fechas tienes que estar feliz sí o sí y a mucha gente la Navidad le da pena, le deprime (incluso es una de las épocas con más intentos de suicio).
No he pasado por nada parecido como la pérdida de un hijo. Pero he pasado un par de Navidades bien jodidas. Una por una pérdida real de uno de mis pilares en la vida y otra una pérdida simbólica que me hizo pasar unas Navidades llenas de odio y rencor.
Hoy día veo a mi pequeña y pienso que ella es la que hace que estas fiestas vuelvan a tomar un sentido más bonito y alegre.
Sé que va a ser difícil, pero intenta contagiarte del espíritu de tu hijo. Intenta pasar, como buenamente puedas estas fechas y mirar hacia delante. Emma, estará cuidándoos y deseando que su mamá esté feliz con su hermanito.
Muchos, muchísimos ánimos! aquí estamos para lo que necesites.
MUAS!
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Publicado por Mami Reciente Cuenta para Mama sin Red a las 15 de noviembre de 2016, 1:36
Muchas gracias por tu comentario Mami Reciente Cuenta, al darle a publicar comentario desde el móvil he pulsado eliminar sin querer, y esta es la única chapuzilla que he podido hacer para recuperarlo.
EliminarMuchas gracias de verdad por tus palabras y por tu abrazo virtual, supongo que todo es cuestión de tiempo. y de aprender a vivir sin ella. Un abrazo.
Entiendo lo que dices. Yo perdí mi embarazo un 11 de diciembre y a mi abuelo días después. Para mí las navidades siempre han tenido un aire de infancia así que vivir esas navidades poco después de la perdida fue horrible (recuerdo haberme levantado de la mesa alguna que otra vez para ir a llorar al baño).
ResponderEliminarAdemá, al igual que en tu caso, a mi alrededor empezaron ha haber embarazos y nacimientos felices que hacian que me preguntase por qué ellas sí y yo no. En nuestro caso no había ningún problema para quedarme embarazada pero tardé casi un año en volver a quedarme así que no fue fácil.
No diré que se lo que estas pasando porque cada persona lleva sus duelos de manera distinta y sus situaciones también son diferentes y me parece de mal gusto decir que se lo que es pero si te digo que el tiempo siempre ayuda, que te dejes ayudar por ese pequeñajo que tienes a tu lado (que seguro que esta dispuesto a hacer mil monerías por la sonrisa de su mamá) y que intentes pasar estas fechas señaladas lo más tranquila que puedas.
Un beso y un abrazo muy grandes.
es difícil decir que trates de sonreir, cuando de verdad sientes que no puedes más, que no sabes como vas a salir de tanto dolor... tú beba esta presente en tú pequeño nene, en tú esposo, ella se quedó para cuidar tú camino. Nunca vas a perder ese dolor, solo estoy segura, que Dios te va dar un gran regalo y pronto! un fuerte abrazo!
ResponderEliminarUn abrazo
ResponderEliminarLa tristeza que sientes es un dolor tan grande que no deberías sentirte culpable de sentirlo, ni que se acerquen las navidades ni porque lo imponga nadie.
ResponderEliminarA mi madre, por ejemplo, nunca le han gustado las fiestas porque le recuerdan a todos los ausentes. Y no ahora que faltan mis abuelos, sino porque desde siempre ha sentido una añoranza más grande que la alegría de celebrar.
Lo que trato de decirte es que no debes sentirte culpable.
Un abrazo.